
El paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT), con una duración de 24 horas, tuvo un impacto desigual en las distintas provincias del país, con numerosas actividades que se mantienen con relativa normalidad, especialmente en el interior.
Uno de los factores clave para este desarrollo fue el funcionamiento de los colectivos urbanos, que, aunque con demoras debido a la alta demanda, permitieron que muchos trabajadores pudieran concurrir a sus puestos. Este fue el caso en ciudades como Córdoba, Mendoza y Corrientes, donde diversas actividades continuaron con normalidad.
En Córdoba, además del servicio de transporte, funcionaron el estacionamiento medido y las dependencias municipales, aunque con algunos empleados que se sumaron a la huelga. No hubo recolección de residuos. En Corrientes, a pesar de la adhesión del gremio bancario a la medida, las sucursales del Banco Nación y del banco provincial abrieron sus puertas y atendieron con normalidad.
En Mendoza, las escuelas funcionaron casi sin interrupciones y el impacto del paro fue limitado a sectores como el transporte aéreo y algunas entidades bancarias. Similar fue la situación en Misiones, donde tanto las escuelas públicas como privadas permanecieron abiertas, y se solicitó a los alumnos justificar las inasistencias.
En contraste, Santa Fe registró una mayor adhesión a la protesta, potenciada por una olla popular convocada en la plaza San Martín a las 11 de la mañana, con la participación de gremios, organizaciones sociales e integrantes de la Multisectorial.
En Tierra del Fuego, el paro fue acompañado por una movilización que afectó la circulación. Si bien hay colectivos, operan con servicio reducido, en modalidad similar a un feriado. En Entre Ríos, la medida también se hizo sentir, con calles con poca circulación y colectivos operando al 50% de su capacidad.
En el otro extremo, provincias como La Rioja y Santiago del Estero evidenciaron una fuerte adhesión al paro. En ambas no hubo servicio de colectivos, ya que las empresas estatales responsables del transporte se sumaron a la huelga. Además, no funcionaron las dependencias públicas y la actividad comercial se redujo notablemente.
En Chubut, el gremio petrolero decidió no adherir a la medida, marcando distancia con la conducción nacional de la CGT. “Somos testigos de que la CGT nacional no nos va a venir a auxiliar, porque la gestión de esta CGT fracasó con la presidencia de Milei”, declaró Carlos Gómez, secretario adjunto del gremio.
A nivel nacional: fuerte impacto en transporte y actividad aérea
La medida de fuerza, convocada también por ambas Centrales de Trabajadores de la Argentina (CTA), representa la tercera huelga nacional desde que Javier Milei asumió la presidencia, en rechazo a las políticas económicas del gobierno.
Uno de los sectores más afectados fue el transporte, aunque con importantes excepciones. Mientras que los trenes y el subte de Buenos Aires suspendieron totalmente sus servicios, los colectivos urbanos circularon en gran parte del país, salvo en algunas provincias como La Rioja y Santiago del Estero. La UTA adhirió formalmente al paro, pero aclaró que no lo implementó debido a la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo.
En el sector aéreo, el paro obligó a cancelar 258 vuelos de Aerolíneas Argentinas, afectando a unos 20.000 pasajeros. También se vieron afectados los servicios de JetSMART, Flybondi y LATAM, principalmente por la adhesión del personal de Intercargo y otros gremios aeronáuticos. Solo se garantizó una operatividad mínima del 45% en actividades esenciales como el control aéreo.
La jornada de protesta fue precedida por una movilización al Congreso el miércoles 9, que coincidió con la habitual concentración de jubilados en reclamo de mejoras.