25/04/2025 - Edición Nº44

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Tanía 80 años

El último vuelo del Loco: murió Hugo Gatti, el arquero que jugaba con el corazón

20/04/2025 | Figura excéntrica y carismática, revolucionó el arco con su estilo audaz y su enorme personalidad. Falleció tras una larga internación. Su legado vive en la memoria del fútbol argentino.



Hugo Orlando Gatti, el arquero que desafió las reglas del puesto con valentía, desparpajo y una fe ciega en sí mismo, murió este domingo a los 80 años tras más de dos meses de internación en el Hospital Pirovano. En las últimas horas, su familia decidió desconectarlo del respirador que lo mantenía con vida, cerrando así la historia de una leyenda que dejó su marca en cada cancha donde pisó.

“El Loco” no era solo un apodo: era una forma de ser. Jugaba adelantado cuando nadie lo hacía, se tiraba a los pies de los delanteros como si no existiera el miedo y salía jugando con los pies en épocas en que eso era considerado herejía. Fue uno de los primeros en convertir al arquero en protagonista, mucho antes de que el juego moderno lo exigiera.

Nacido en Carlos Tejedor en 1944, debutó en Atlanta en 1962 y su carrera fue una travesía por algunos de los clubes más importantes del país: River, Gimnasia, Unión, y sobre todo Boca Juniors, donde vivió sus años dorados. Allí atajó durante 12 temporadas, ganó campeonatos locales e internacionales y se consagró como ídolo con 417 partidos en el club.

Con la camiseta de Boca conquistó títulos inolvidables: los Metropolitanos de 1976 y 1981, el Nacional 1976, las Copas Libertadores de 1977 y 1978, y la Intercontinental del '77 ante el Borussia Monchengladbach. En total, jugó 765 partidos en Primera División, récord absoluto en el fútbol argentino, y compartió con Ubaldo Fillol el honor de haber atajado más penales (26).

Pero su herencia va mucho más allá de las estadísticas. Gatti fue creador de la jugada que él bautizó como “La de Dios”, una forma casi mística de achicar al rival: de rodillas, con el pecho al frente y los brazos abiertos, como ofreciendo el cuerpo en un acto de fe. Así defendía el arco: como si el fútbol fuera un ritual sagrado.

También integró la Selección argentina y participó del Mundial de Inglaterra 1966 como parte del plantel, aunque no disputó minutos. Su relación con la camiseta nacional fue breve pero significativa.

En los últimos años vivía en España, donde participaba como panelista en programas deportivos. La vida le asestó un golpe duro a mediados de 2024 con la muerte de su esposa, Nacha Nodar. Poco después, un accidente doméstico derivó en una operación de cadera que se complicó por una infección, provocándole un cuadro respiratorio severo del que no logró reponerse.

Gatti ya había vencido a la muerte antes, cuando en 2020 estuvo grave por COVID-19. Al recuperarse, fiel a su estilo, lo tomó con humor: “Me han matado en todos lados, pero yerba mala nunca muere”.

Hoy, el fútbol despide a un personaje irrepetible. Un arquero que rompió moldes, un loco lindo que jugó como vivió: sin miedo, con pasión y con una sonrisa. Hugo Gatti fue mucho más que un arquero: fue un artista del arco, un showman, un soñador con guantes. Y su leyenda, como toda gran historia, será eterna.

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