
por Hernán Hamra
Facundo Ahumada, empresario del rubro alimenticio y presidente del Instituto Progresar, analizó los efectos del levantamiento del cepo cambiario sobre el sector empresarial argentino. En una entrevista con Sala de Prensa, planteó una mirada realista pero optimista sobre los cambios que atraviesa la economía nacional, marcando un antes y un después para los empresarios locales.
"El levantamiento del cepo era una medida largamente esperada por el empresariado", aseguró Ahumada. Según explicó, la palabra “cepo” implica una restricción, y para el sector productivo eso significa una traba al desarrollo. “El país necesitaba una apertura como esta”, señaló.
Ahumada identificó un escenario de transición, en el que todavía hay movimientos especulativos vinculados a la expectativa devaluatoria. Sin embargo, remarcó que, a diferencia de lo que ocurrió históricamente, esta vez el dólar se ubicó en el piso de la banda cambiaria, y no en su techo. “Eso demuestra que hubo una planificación detrás y que el mercado está respondiendo con cierta racionalidad”, dijo.
Desde su lugar como empresario y también como pastor cristiano, Ahumada no dudó en señalar que el presidente eligió el momento de la liberación del cepo en sintonía con un valor espiritual: el Pesaj, la Pascua judía, símbolo de liberación. “Este cambio económico se alineó con un principio bíblico: la liberación de la esclavitud”, sostuvo.
Si bien su lectura económica es optimista, Ahumada aclaró en reiteradas oportunidades que su visión no responde a ningún alineamiento partidario: “No formo parte del partido del Presidente ni de ningún otro. Mi análisis es técnico, espiritual y ciudadano”, subrayó.
Respecto al impacto inmediato, Ahumada advirtió que los precios subieron por reacción especulativa, pero ya comenzaron a bajar, especialmente porque los insumos no están aumentando. “El que quiera vender, va a tener que bajar los precios. No hay otra”, afirmó.
Para el empresario, el cambio de escenario es profundo y requerirá un proceso de adaptación. “Nosotros no conocemos lo que es trabajar sin inflación. Es un país nuevo el que se empieza a construir, y hay que aprender a operar en él”.
También resaltó la importancia de fomentar la educación financiera como una herramienta fundamental para empresarios, emprendedores y ciudadanos en general. Desde el Instituto Progresar, Ahumada lidera una serie de charlas junto al analista económico Damián Di Pace, con foco en cámaras empresariales, uniones industriales y ahora también en escuelas. “La educación financiera desde la infancia puede marcar una enorme diferencia en la vida de una persona. El conocimiento es poder”, remarcó.
El ciclo de charlas ya pasó por Avellaneda, San Martín y Lanús, y en las próximas semanas llegará a Tigre y a distintas instituciones educativas de CABA. El objetivo es claro: brindar herramientas prácticas para que los argentinos puedan tomar decisiones más conscientes en un contexto económico cambiante.
“Hoy es momento de ser prudentes, observar y actuar con cabeza fría. El empresario argentino tiene que aprender a dejar de lado la percepción emocional y pasar a tomar decisiones basadas en datos y realidad”, concluyó.