
Gabriel Anello cruzó una línea peligrosa y esta vez no hay vuelta atrás. El periodista de Radio Mitre quedó en el centro de la polémica tras protagonizar una violenta editorial en la que lanzó expresiones racistas, clasistas y cargadas de odio contra Juan Román Riquelme, presidente de Boca Juniors. Lejos de tratarse de un exabrupto aislado, sus palabras encendieron alarmas en el ámbito deportivo, generaron un repudio masivo en redes sociales y motivaron una contundente respuesta institucional del club.
Durante su programa radial del martes por la noche, Anello despotricó contra Riquelme llamándolo “negro ignorante”, “marrón” y “verdulero”, en un tono despectivo que traspasó los límites del debate futbolero. “Yo tengo una cultura en la que los ignorantes, los que no van al colegio como Riquelme, son unos negros ignorantes”, disparó. Pero lo más grave llegó al final de su intervención: “Riquelme, Mancilla 2668, a las trompadas en la puerta”, lanzó, dejando flotando una amenaza directa.
En un clima de tensión y sin objeciones por parte de sus compañeros de micrófono, la pasividad del entorno fue interpretada como complicidad, amplificando aún más el escándalo. Las redes sociales estallaron, exigiendo sanciones para el periodista y respuestas de la emisora. Riquelme, por su parte, reaccionó con su habitual calma en diálogo con Argenzuela (C5N): “Yo puedo odiar a alguien si lo conozco. A esta persona no la conozco”.
Luego compartió una reflexión íntima: “Mi hija Lola me llamó, me dijo que había recibido unos audios horribles. Y después me dijo: ‘Sos el negro más lindo del mundo’. Eso vale más que cualquier cosa”. Sin embargo, la respuesta institucional fue más tajante. Según reveló Doble Amarilla, Boca decidió no acreditar más al Grupo Clarín ni a Anello para los partidos en La Bombonera, al menos hasta que la Justicia se expida.
Además, el club enviará una carta documento y ya inició acciones legales. Ricardo Rosica, secretario general, y los hermanos Riquelme también presentarán demandas individuales. Cabe recordar que la relación entre Anello y el club ya venía deteriorada: el relator había exigido una cabina para sus transmisiones, pedido que fue rechazado, y desde entonces su presencia en el estadio fue esporádica. Boca también recortó acreditaciones irregulares, entre ellas una a nombre de Paula Seminara, pareja de Anello y dirigente opositora.
Este episodio no solo reaviva el debate sobre el racismo y la violencia en el deporte, sino que expone un trasfondo más profundo: la tensión creciente entre ciertos sectores del periodismo deportivo y la figura de Riquelme, que conduce el club sin ceder ante los grandes medios ni el poder político. “No soy anti-Boca, soy anti-Riquelme”, confesó Anello al aire, dejando en claro que sus ataques exceden lo futbolístico.
Hasta el momento, Radio Mitre no emitió comunicado alguno. Anello apenas ofreció unas disculpas al día siguiente, alegando haberse “extralimitado”. Desde Boca, la respuesta fue categórica: las disculpas no alcanzan. Y, mucho menos, como fueron formuladas. La Justicia ya tomó nota. Una vez más, el fútbol argentino ofrece una postal descarnada del poder, la impunidad y las batallas culturales que se juegan más allá de los límites de la cancha.