14/06/2025 - Edición Nº94

Cultura

Cine

Gatillero, la película argentina rodada en una noche en Isla Maciel

12/06/2025 | La nueva película argentina fue filmada en un único plano secuencia. Con las actuaciones de Sergio Podeley y Julieta Díaz, ofrece acción realista y tensión constante.



Al igual que Adolescencia (la serie de Netflix) o el clásico Festín diabólico de Alfred Hitchcock, Gatillero, dirigida por Cristian Tapia Marchiori, apuesta por el plano secuencia como dispositivo narrativo. Sin embargo, el film argentino no se limita a una proeza técnica: detrás de su única toma continua, rodada en una sola noche en la Isla Maciel, hay un relato compacto, preciso y emocionalmente cargado.

La historia transcurre en tiempo real y sigue los pasos de Pablo “El Galgo” Correa (Sergio Podeley), un exsicario que acaba de salir de prisión. Ni bien pisa la calle, se ve envuelto en un nuevo encargo: disparar frente a un comercio para amedrentar a sus dueños por una deuda con una organización criminal. Lo que parece un encargo menor se convierte en una trampa que lo pone en el centro de un ajuste de cuentas violento y vertiginoso.

El film encuentra su fuerza no solo en la coreografía precisa del plano secuencia —donde cada movimiento, diálogo y acción está calculado al milímetro— sino también en el modo en que construye tensión. La imposibilidad de recurrir a elipsis temporales o cortes obliga a una narrativa limpia, sin exceso ni relleno, donde cada segundo cuenta.

La aparición tardía de Julieta Díaz como “La Madrina”, figura clave en el submundo narco que domina la zona, es una decisión acertada del guion: su entrada genera intriga, mientras su presencia impone una autoridad inquietante.

Lejos de ser solo una guerra entre bandas, Gatillero también incluye a los habitantes del barrio, que —como observadores o partícipes— encarnan un deseo de justicia que va más allá del enfrentamiento entre criminales. La Isla Maciel se vuelve un personaje más: sus calles, sus casitas bajas, sus sombras, son el escenario y a la vez la resonancia emocional del conflicto.

Aunque la referencia cinéfila a Hitchcock es inevitable, como él, Tapia Marchiori oculta posibles cortes en momentos clave, por ejemplo, tras una pelea callejera la apuesta de Gatillero no se reduce a un truco formal. Es un ejercicio de cine físico y urgente, que encuentra humanidad en medio de la violencia y ritmo en la respiración contenida de su protagonista.

Estrenada en la Competencia Internacional del BAFICI, Gatillero llega esta semana a salas comerciales. No son muchas, pero vale la pena buscarlas: pocas películas logran hacer tanto, con tan poco, y con semejante destreza.