13/07/2025 - Edición Nº123

Municipios

Política de seguridad

Ojos en Alerta: el programa nacido en San Miguel que ya se usa en más de 80 ciudades

11/07/2025 | Diseñado por Cristián Méndez, consolidó un modelo de prevención del delito basado en la participación ciudadana y la respuesta articulada del Estado local.



En 2016, en el partido bonaerense de San Miguel, surgió una idea que hoy se replica en más de 80 municipios del país y que empieza a abrirse camino en América Latina: Ojos en Alerta, un programa de seguridad ciudadana basado en la prevención, la participación vecinal y el uso inteligente de WhatsApp.

Su creador, Cristián Méndez, miembro del Gabinete Asesor de la Municipalidad de San Miguel, tenía un objetivo claro: recolectar información que el sistema tradicional no estaba captando. “En Argentina, el 60% de los delitos no se denuncian. Si no tenés datos, no podés prevenir”, explica. El municipio no tiene bajo su órbita la policía ni la persecución del delito, pero sí la posibilidad de intervenir en la prevención. Y fue en ese terreno donde se propuso innovar.

El mecanismo es sencillo, pero eficaz: los vecinos que se registran y reciben una breve capacitación pueden enviar mensajes, audios, videos o ubicaciones por WhatsApp ante cualquier actitud sospechosa. Es un canal directo con el Centro de Monitoreo Municipal, donde operadores reciben los reportes y, según el caso, articulan con móviles locales, patrullas, bomberos, ambulancias o defensa civil. “Lo más difícil no fue crear la herramienta, sino convencer a la gente de que podía ser parte de la solución”, señala Méndez.

Y agrega: “Nos dimos cuenta de que la gente no llama porque no se siente parte, no confía. No es una cuestión política, es una crisis de credibilidad en la seguridad pública”. Para revertir esa desconfianza, el equipo recorrió clubes de barrio, sociedades de fomento y cámaras de comercio. Charlaron, escucharon, explicaron el sistema. Poco a poco, los vecinos comenzaron a sumarse.

Hoy el programa cuenta con más de 120.000 usuarios activos solo en San Miguel, y recibe alrededor de 3.000 mensajes mensuales, frente a los 300 llamados telefónicos que recibían antes de implementar el sistema. El 80% de esos mensajes son sobre situaciones de prevención: actitudes sospechosas, movimientos extraños, vehículos en lugares inusuales. Y lo más relevante: el 85% de los reportes son para ayudar a otra persona. “Eso es comunidad. Es solidaridad. Es volver a confiar en el otro”, sostiene Méndez.

En estos años, el impacto se notó también en las estadísticas. Aunque Méndez aclara que no puede atribuir todo el mérito a una sola herramienta —ya que San Miguel aplicó inteligencia artificial, lectores de patentes, móviles nuevos y armas no letales—, los resultados son contundentes: en delitos como robo automotor, hurto, robo de motos y homicidios (que no tienen “cifra negra”) el descenso fue del 50 al 75% en la última década.

Uno de los pilares de Ojos en Alerta es la capacitación. Cada vecino que se suma debe asistir a un breve encuentro donde se le explica qué es una actitud sospechosa, cómo debe actuar, qué enviar y qué no. “No hay denuncias falsas porque todos están identificados con su nombre, DNI y foto. Y si alguien hiciera mal uso, lo bloqueamos y listo. Pero en nueve años no nos pasó”, afirma Méndez.

 

La lógica es clara: un sistema accesible, con una herramienta cotidiana como WhatsApp, una formación mínima y una red humana que se apoya en la confianza. “No copiamos esto de ningún lado. Lo pensamos hablando con la gente. Porque la confianza no se construye con carteles en la calle, se construye mirando a los ojos”, dice.

El programa fue reconocido en 2024 por la Red de Innovación Local (RIL) como “Ciudad Inspiradora”, entre más de 400 intendencias. Y hoy ya se implementa en más de 80 ciudades de Argentina. Además, se están abriendo conversaciones para llevarlo a España, México, Perú, Chile, Paraguay y Uruguay.

Cuando se le pregunta cómo imagina Ojos en Alerta en cinco años, Méndez responde sin dudar: “En crecimiento. Porque ya no es solo una herramienta, es un concepto: que tu mirada puede hacer la diferencia”.

Y cierra con un mensaje para quienes diseñan políticas públicas desde lo local: “Hay que construir con la gente, no para la gente. Si hacés una política espectacular pero el vecino no la adopta, no sirve. Escuchá, adaptá, involucrá. Ese es el verdadero cambio”.