
La discusión sobre el huso horario en Argentina volvió a la agenda política, social y científica luego de que la Cámara de Diputados aprobara con amplia mayoría una iniciativa para adaptar el horario oficial de UTC-3 a UTC-4, más acorde a la ubicación geográfica del país.
El proyecto, impulsado por el diputado radical y ex vicepresidente Julio Cobos, busca corregir lo que denomina un “desfasaje histórico” vigente desde 1969. Obtuvo 151 votos a favor, 66 en contra y 8 abstenciones, y ahora será el Senado quien defina si el país modifica oficialmente su hora.
Los argumentos científicos
Especialistas en cronobiología advierten que el reloj biológico humano se sincroniza principalmente con la luz de la mañana. Una exposición temprana al sol mejora el estado de alerta, el ánimo y el rendimiento intelectual. Actualmente, en provincias del oeste, gran parte de las actividades matutinas se desarrollan aún en la oscuridad.
“El huso correcto para la mayor parte del territorio es UTC-4. Usar UTC-3, como ahora, nos adelanta y afecta especialmente a las provincias del oeste y sur, donde en invierno amanece muy tarde”, explicó el climatólogo José Luis Stella, del Servicio Meteorológico Nacional.
En Mendoza, un estudio mostró que el retraso de una hora permitiría ahorrar hasta un 40% de energía en escuelas. Además, algunos expertos sugieren un esquema dual, con UTC-4 en invierno y UTC-3 en verano, similar al modelo europeo.
Impacto regional
Otro argumento central es la integración con países vecinos. Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile y Venezuela ya se encuentran en UTC-4, por lo que adoptar ese huso horario en Argentina facilitaría la coordinación comercial, logística y de transporte en la región.
La definición ahora queda en manos del Senado, en un debate que involucra tanto cuestiones astronómicas como de salud pública, economía y relaciones internacionales.