
La recta final de la campaña bonaerense encuentra al Gobierno enredado en una crisis inesperada. La difusión de audios que comprometen a figuras centrales de La Libertad Avanza, sumada al escándalo por presuntas irregularidades en el área de discapacidad, provocó un fuerte desgaste en la imagen presidencial y en el rol político de Karina Milei.
En paralelo, la estrategia oficial se centró en denunciar una supuesta operación de inteligencia, mientras crece la tensión interna entre aliados y operadores de peso. Las encuestas reflejan un escenario abierto en la primera sección electoral, clave para contrarrestar la segura derrota en la tercera sección, bastión kirchnerista.
El deterioro económico, la caída del consumo y el fastidio social profundizan el clima de malestar. En el peronismo bonaerense, en cambio, aseguran percibir un repunte en la calle y apuestan a capitalizarlo en el cierre de campaña.
Así, entre acusaciones cruzadas, un frente oficialista golpeado y una oposición revitalizada, el sprint final hacia el 7 de septiembre se perfila como uno de los más inciertos de los últimos años.