
Las jornadas previas al cierre de campaña para las elecciones en la Provincia de Buenos Aires estuvieron marcadas por un clima de confrontación y tensión política, más que por los audios de corrupción que habían centrado la atención en semanas anteriores.
El Gobierno, preocupado por los números en las encuestas, buscó ensalzar los incidentes violentos protagonizados por sectores de la oposición, generando imágenes y relatos que reforzaran su estrategia de polarización frente al kirchnerismo. “Se puede ir de las manos de un momento para otro”, reconoció en privado un asesor cercano a la cúpula libertaria.
El acto de cierre de campaña del presidente en Moreno estuvo acompañado de escenas que el oficialismo consideró beneficiosas para su narrativa: manifestantes encapuchados, enfrentamientos con la prensa y pancartas con mensajes hostiles hacia el líder libertario. Según referentes del espacio, “las imágenes donde quedan como energúmenos los que están enfrente nos favorecen”.
En su discurso, Javier Milei destacó los supuestos intentos de intimidación y agresión, refiriéndose a episodios recientes como el lanzamiento de adoquines en Lomas de Zamora. Comparó la situación con casos de violencia política histórica, como el asesinato del fiscal Alberto Nisman, y sostuvo que “para ellos, se trata de poder, y si se tienen que cargar con vidas humanas no les importa”.
Mientras tanto, el kirchnerismo buscó desvincularse de cualquier episodio de violencia a través de las voces de Axel Kicillof, su ministro de Seguridad Javier Alonso y la intendenta de Moreno, Mariel Fernández. Se reforzó la seguridad en los eventos y no se registraron incidentes de gravedad durante el acto final.
Según fuentes internas, la estrategia del oficialismo también sirvió para desviar la atención de los recientes escándalos de corrupción vinculados a la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), dejando los audios de Diego Spagnuolo en un segundo plano.
A pesar de la apuesta a la polarización, no todos los dirigentes libertarios se mostraron convencidos de la eficacia de proyectar un ambiente de tensión y hostilidad, especialmente en el distrito más poblado y competitivo, donde el kirchnerismo mantiene su fortaleza histórica.