
El té de jengibre, utilizado durante siglos en la medicina tradicional asiática, suma cada vez más adeptos como opción natural para cuidar la salud. Sus propiedades, atribuidas al gingerol y otros compuestos activos, fueron respaldadas por investigaciones que confirman efectos positivos sobre la digestión, el metabolismo y la salud cardiovascular.
Entre sus beneficios comprobados, se destacan la reducción de la hinchazón y las náuseas, el apoyo en la pérdida de peso gracias a su acción sobre el metabolismo, y la capacidad de disminuir la presión arterial y proteger las arterias. Además, estudios señalan que puede colaborar en el control de la glucosa, reducir los niveles de colesterol LDL y aportar a la prevención del envejecimiento celular por su acción antioxidante.
El consumo recomendado es de una a tres tazas al día, siempre en el marco de una dieta equilibrada y hábitos saludables. La preparación con raíz fresca potencia sus efectos, aunque también puede usarse jengibre seco o molido.
No obstante, especialistas advierten que las personas embarazadas, quienes toman anticoagulantes o insulina, y aquellos con problemas renales o biliares, deben consultar previamente con un médico antes de incorporar la infusión de forma regular.