La Confederación General del Trabajo (CGT) definió ayer su nueva conducción para el período 2025-2029, con la elección de un triunvirato integrado por Octavio Argüello (Camioneros), Jorge Sola (Seguros) y Cristian Jerónimo (Vidrio). La votación consagró al sector mayoritario de la central y profundizó la distancia con el espacio de Luis Barrionuevo y sus aliados. En disconformidad con el resultado, la UTA resolvió abandonar la organización.
El congreso cegetista reunió a 1604 delegados, unos 500 menos que los inscriptos, y concluyó con 35 votos en blanco. Tras la proclamación, Argüello fue el encargado del discurso de cierre:
“Nos toca una tarea difícil, pero sabemos que con los trabajadores no se juega. Estamos unidos para defender los derechos conquistados”, sostuvo.
Jerónimo, por su parte, afirmó que el movimiento obrero no permitirá retrocesos: “No vamos a ceder ni un paso en las conquistas que marcaron la historia del sindicalismo argentino”.
En tanto, Sola —el más político de los tres— planteó la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos: “Sabemos que el mundo del trabajo ha cambiado con la tecnología, pero los convenios colectivos son la herramienta donde empleadores y trabajadores pueden modernizar sus reglas. Allí debe darse el debate”.
El dirigente advirtió además sobre los intentos de fragmentar la representación sindical: “Hay sectores que buscan debilitar al movimiento obrero y discutir por empresa en lugar de por actividad. Se equivocan: el crecimiento del país se construyó con los derechos laborales”.
Tras los discursos, los dirigentes entonaron la marcha peronista en un clima de celebración que contrastó con las tensiones acumuladas durante la jornada.
El acuerdo entre “los Gordos”, los independientes, el moyanismo y el espacio de Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) selló la nueva mayoría dentro de la CGT. Este bloque desplazó al sindicalismo kirchnerista y marginó a Barrionuevo, quien perdió una votación clave para imponer un liderazgo unipersonal. La continuidad del triunvirato, respaldada por amplia mayoría, se definió en una reunión de última hora en la sede de la UOCRA, con la presencia de Héctor Daer, Armando Cavalieri, Hugo Moyano, Gerardo Martínez, José Luis Lingeri y Sasia, además de los tres nuevos titulares.
Ante la derrota interna, Barrionuevo y Roberto Fernández (UTA) debían aceptar los lugares ofrecidos en la conducción o abandonar la central. El dirigente gastronómico decidió mantenerse, mientras que el gremio de los colectiveros optó por retirarse de la CGT.

El reparto de cargos dejó heridas abiertas. El sector kirchnerista aceptó los puestos propuestos, aunque varios líderes delegaron sus lugares en segundas líneas como gesto de malestar por lo que califican como “decisiones inconsultas”.
Así, Abel Furlán (UOM) designó a Osvaldo Lobato para ocupar la Secretaría Gremial, mientras que Sergio Palazzo (Bancarios) ubicó a Rosa del Carmen Sorsaburu en la Secretaría Administrativa. Ricardo Pignanelli (SMATA) aceptó una vocalía, resignando su anterior secretaría.
Entre los nombres que conservaron peso en el Consejo Directivo figuran Andrés Rodríguez (Adjunto), Gerardo Martínez (Relaciones Internacionales), José Luis Lingeri (Acción Social), Sergio Romero (Políticas Educativas) y Sergio Sasia (Vivienda).
Por otro lado, Héctor Daer pasó a la Secretaría de Interior y Horacio Arreceygor (SATSAID) a Prensa.
Aunque el nuevo esquema incluyó algunas incorporaciones jóvenes y de segunda línea, la presencia femenina volvió a quedar relegada. La dirigente judicial Maia Volcovinsky, candidata a integrar el triunvirato, seguirá al frente de la Secretaría de Derechos Humanos junto a Julio Piumato.
La única novedad relevante en ese terreno fue el ascenso de Marina Jaureguiberry (SADOP), quien asumirá la Secretaría de Ciencia y Técnica.
Con esta conformación, la CGT inicia una nueva etapa que combinará intentos de modernización con el desafío inmediato de negociar la reforma laboral con el Gobierno, en medio de tensiones internas y un clima político adverso.